Aunque aún queda mucho para que llegue el Rocío este puente, me he adelantado al camino y he vivido con devoción la visita a la virgen como la viven los almonteños cada año.
Simplemente expectacular, el entorno es precioso, miles de casas blancas giran entorno a la ermita de la Virgen. Caballos de toda raza trotan alrededor cada tarde para alabarla y a modo de paseo carretas innumerables acampañan al peregrino a descubrir el entorno. La marisma es el paisaje que podemos encontrar de fondo haciendo que el entorno sea aún más precioso.
Con buena compañia he visitado este lugar y pedí a la Virgen del Rocío que volvamos un año más.
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