Si hay alguien que alegre la casa de los yayos, esos somos nosotros, el más pequeño de la familia y yo. Este fin de semana hemos estado juntos mi primito Carlos y yo y por supueto, nos hemos hecho notar.
Carlos gatea como yo lo hacía unos meses, ya no me acordaba de ese ejercicio y he vuelto de nuevo a practicarlo, eso si, prefiero correr para llegar antes a todas partes. Le he dejado mi tacatá y también lo he probado yo para ver si encontraba en perfecto estado.
Mis juguetes han sido los suyos, eso sí solo cuando yo terminaba de jugar con ellos, pues tiene que comprender que el es más pequeño y soy yo la que le enseño.
Han pasado unas horas desde que se fue y ya lo echo de menos, espero verlo muy pronto para jugar de nuevo a la pelota y quien sabe si al corro de la patata.
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