sábado, 23 de febrero de 2013

Bodas de Oro


Siempre he pensado que cualquier boda sería de oro y que por tanto,  su nombre, hacía alusión  al metal precioso del que están compuestos las alianzas que luce cualquier matrimonio desde el día de su boda en señal de compromiso para toda la vida. Para mi sorpresa, hoy mis yayos celebran sus boda de oro y... ¡no llevan los anillos!
 
La yaya me ha explicado que junto con el yayo celebran los 50 años que llevan juntos y que un día como hoy se comprometieron para toda la vida con esas alianzas de oro y aunque no perduran por el paso de los años sellaron sus corazones para siempre. ¡50 años!
 
Felices Bodas de Oro, toda la familia nos sentimos más unida y queremos recordar ese maravilloso 23 de febrero de 1963, donde mis yayos se unieron y formaron un solo corazón. ¡Os quiero!
 
Desde mi blog quiero aprovechar para felicitaros en este día tan especial y dejar reflejada la carta con la que hoy os deseamos un feliz 50 aniversario.
 
 
Hoy es 23 de febrero, es un día festivo, lleno de emociones muy diversas y de tantos y tantos recuerdos. Unos serán en colores muy vivos, otros quizá en blanco y negro. Pero el caso es que hoy miráis al cielo y os sentís profundamente agradecidos por tanta dicha. Vuestra felicidad os nace de dentro y lo demás no importa, por eso os debéis sentir orgullosos y agradecidos por estos 50 años juntos.
Tenéis una familia que os quiere y unos nietos maravillosos son  fruto del amor, de la entrega y de la llama. De la ternura y del trabajo. Del cariño y de la paciencia. Y de la sobrenatural misericordia de Dios. Todo comenzó con aquella primera mirada, de la que ya jamás habéis podido prescindir. Con aquella atracción que poco a poco fue cimentándose en vuestro corazón. Y digo corazón, en singular, porque vosotros sois un único corazón, una única comunión de vida, de amor. Sois un verdadero milagro de felicidad. 
Cincuenta años. Cincuenta años donde os habéis ido enamorando con la madurez que da el alma, la rutina y las trastadas de los hijos. Cincuenta años que es como si acabaran de comenzar. No es posible, no es posible que tanto milagro haya sucedido. Pero aquí nos tenéis a vuestro lado, mirándoos sin pestañear, apartando de los ojos alguna que otra lágrima. De ese reflejo pretendemos aprender, pues es como una llama viva que no se apaga, de ella hemos aprendido el amor, la comprensión y la alegría. 
En vuestra vida juntos, no todo ha sido color de rosa. Ha habido circunstancias duras, avatares en los que parecía que ya no podíais más. Pero el amor es tenaz si se sustenta en la esperanza y en la sinceridad mutua. Os habéis apoyado el uno en el otro, a veces sin ganas, sin palabras casi. Quizá sin entender del todo el sentido de la contrariedad o de la renuncia. Sin embargo es sobre esas renuncias y esas contrariedades sobre las que se sustenta la realidad de este día. Y su maravilla.
El amor, el amor… El amor es decir sí de nuevo (para toda la vida), el amor es la apasionada santidad de los sentidos,  el amor es la plena confianza en tu mujer o en tu marido, el amor es pedir perdón cuando más nos cuesta, el amor es rezar juntos las caricias. El amor es… vuestra presencia aquí y vuestro ejemplo. ¡Felicidades!



 

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