Siempre he pensado que cualquier boda sería de oro y que por tanto, su nombre, hacía alusión al metal precioso del que están compuestos las alianzas que luce cualquier matrimonio desde el día de su boda en señal de compromiso para toda la vida. Para mi sorpresa, hoy mis yayos celebran sus boda de oro y... ¡no llevan los anillos!
La yaya me ha explicado que junto con el yayo celebran los 50 años que llevan juntos y que un día como hoy se comprometieron para toda la vida con esas alianzas de oro y aunque no perduran por el paso de los años sellaron sus corazones para siempre. ¡50 años!
Felices Bodas de Oro, toda la familia nos sentimos más unida y queremos recordar ese maravilloso 23 de febrero de 1963, donde mis yayos se unieron y formaron un solo corazón. ¡Os quiero!
Desde mi blog quiero aprovechar para felicitaros en este día tan especial y dejar reflejada la carta con la que hoy os deseamos un feliz 50 aniversario.
Hoy
es 23 de febrero, es un día festivo, lleno de emociones muy diversas y de
tantos y tantos recuerdos. Unos serán en colores muy vivos, otros quizá en
blanco y negro. Pero el caso es que hoy miráis al cielo y os sentís
profundamente agradecidos por tanta dicha. Vuestra felicidad os nace de dentro
y lo demás no importa, por eso os debéis sentir orgullosos y agradecidos por
estos 50 años juntos.
Tenéis
una familia que os quiere y unos nietos maravillosos son fruto del amor, de la entrega y de la llama.
De la ternura y del trabajo. Del cariño y de la paciencia. Y de la sobrenatural
misericordia de Dios. Todo comenzó con aquella primera mirada, de la que ya
jamás habéis podido prescindir. Con aquella atracción que poco a poco fue
cimentándose en vuestro corazón. Y digo corazón, en singular, porque vosotros
sois un único corazón, una única comunión de vida, de amor. Sois un verdadero
milagro de felicidad.
Cincuenta
años. Cincuenta años donde os habéis ido enamorando con la madurez que da el
alma, la rutina y las trastadas de los hijos. Cincuenta años que es como si
acabaran de comenzar. No es posible, no es posible que tanto milagro haya
sucedido. Pero aquí nos tenéis a vuestro lado, mirándoos sin pestañear,
apartando de los ojos alguna que otra lágrima. De ese reflejo pretendemos
aprender, pues es como una llama viva que no se apaga, de ella hemos aprendido
el amor, la comprensión y la alegría.
En
vuestra vida juntos, no todo ha sido color de rosa. Ha habido circunstancias
duras, avatares en los que parecía que ya no podíais más. Pero el amor es tenaz
si se sustenta en la esperanza y en la sinceridad mutua. Os habéis apoyado el
uno en el otro, a veces sin ganas, sin palabras casi. Quizá sin entender del
todo el sentido de la contrariedad o de la renuncia. Sin embargo es sobre esas
renuncias y esas contrariedades sobre las que se sustenta la realidad de este
día. Y su maravilla.
El
amor, el amor… El amor es decir sí de nuevo (para toda la vida), el amor es la
apasionada santidad de los sentidos, el
amor es la plena confianza en tu mujer o en tu marido, el amor es pedir perdón
cuando más nos cuesta, el amor es rezar juntos las caricias. El amor es…
vuestra presencia aquí y vuestro ejemplo. ¡Felicidades!
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