Esta mañana, me he levantado a toda prisa, este día estaba señalado en mi agenda con: Una comida muy especial. Tenía invitación pendiente en casa de mi amiguita Sofía.
La ocasión requería ultimar todo tipo de detalles. He elegido el vestidito que más me gusta de la temporada, los zapatitos a juego y lazo en el pelo del mismo color, aunque tengo que decir, que a la foto no ha llegado. Se lo digo a mamá, me gusta dejarme el pelo suelto, para que mis rizos queden bien marcados.
Sofía ya estaba impaciente, eran cerca de las 14:00h, pero sin hacerle esperar mucho más hemos llegado a su casa.
Un fuerte beso ha sido el saludo, y cual mi sorpresa que me esperaba un gran regalo por su parte. ¡Gracias Sofia!
Hemos comido, y aunque el menú para nosotras no ha sido muy especial, si que he probado las aceitunas por primera vez y me han encantado.
Nos hemos contado nuestras vidas y hemos charlado durante un largo rato, tanto ha sido así que ni siquiera el sueño de la siesta ha tenido cabida en este día.
Sobre las 17:00h ha llegado la despedida, y con el chocolate en los labios he dejado marcada mi huella en su cara, para que así se acuerde de mi.
Le he prometido que la próxima vez no va a pasar tanto tiempo para tener una comida especial, pero esperaremos a que ella ya pueda andar para que así juntas podamos jugar.