Esta mañana me he despertado muy temprano, tan sólo se apreciaban las primeras luces del amancer, he llamado a mamá, sentía miedo y necesitaba acunarme entre sus brazos. Cuando mamá ha llegado a mi habitación, las dos hemos escuchado el sonido de la primavera; los árboles movían sus hojas, los pajaritos entonaban sus melodías y el color de las flores se reflejaban en mis mejillas. A los pocos minutos de despertar, un pequeño pajarito se ha posado en mi ventana, entonaba una melodía muy dulce, algo conocida por mí: cumpleaños feliz, cumpleaños feliz...., entonces le he preguntado: pajarito, pajarito, ¿no te habrás confundido de destino?, ¿no será en otra ventana en la que has de entonar este canto?, el me ha respondido que no. Había llegado a mi ventana para avisarme que era mi primita Elsa la que hoy cumplía un añito y que ese mismo canto me lo hacía recordar para cantarlo juntas.
